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La soberanía de Ceuta y Melilla impide a Marruecos aceptar los subsaharianos que entran en ambas ciudades

Los saltos a las vallas que separan Ceuta y Melilla de Marruecos, protagonizados por inmigrantes subsaharianos han aumentado de forma considerable a lo largo de este año 2014. Este aumento confirma que estamos ante un punto de inflexión de la inmigración: de las pateras a las vallas. Este cambio pone a Marruecos en una situación comprometida, porque está llamado a colaborar con España, pero el tema adquiere una matiz sensible debido a la cuestión de la soberanía de Ceuta y Melilla.

Melilla ha sido el martes de esta semana el escenario de una entrada masiva de alrededor de 500 inmigrantes que lograron saltar la valla que la separa del resto de Marruecos. Por el momento, Melilla nunca registró una cifra semejante desde que empezó la inmigración de las vallas. En los últimos años, muchos países de la U.E., entre ellos, España, han endurecido su política migratoria, incrementando los controles en sus fronteras para impedir la entrada clandestina de inmigrantes. Como consecuencia de este fuerte control, ha disminuido de forma notable el número de las pateras interceptadas. Un dato a destacar consiste en el cambio de rumbo de las pateras que salen desde las costas marroquíes, que al no poder llegar hasta la península, se dirigen hacia las costas de Ceuta y Melilla.

El salto a las vallas de Ceuta y Melilla se ha convertido en la nueva estrategia de los inmigrantes subsaharianos para llegar al otro lado. Esta alternativa, según afirman los propios inmigrantes subsaharianos, se caracteriza por su sencillez y, además, es menos peligrosa que el uso de la patera, sin embargo, el inconveniente según ellos, es tener que vivir bajo condiciones inhumanas durante meses en las zonas marroquíes circuncidantes a las ciudades de Ceuta y Melilla.

A principio de los años noventa, España se dio cuenta de que Ceuta y Melilla va a ser escenario de inmigración ilegal, razón por la cual entabló entre 1995 y 1998 las negociaciones con Marruecos para la construcción de las vallas separadoras entre Marruecos y las dos ciudades de Ceuta y Melilla. El rey Hassan II tomó personalmente, en aquel entonces, la decisión de autorizar a Madrid la construcción de las vallas con la condición de no admitir a los inmigrantes clandestinos que lograsen entrar en las dos ciudades.

El Gobierno de Abdul Latif Al Filali, y más tarde él de Abderramán El Yousufi, ambos rechazaron el tratamiento del asunto de las vallas separadoras en el Parlamento marroquí, aunque varios partidos, entre ellos el partido de Alistiqlal (Independencia) condenaron las vallas y las consideraron como un ataque a la soberanía de Marruecos, mientras que la prensa marroquí se mostró asombrosa por la decisión oficial.

El fuerte control en el Estrecho de Gibraltar y las apuestas de la E.U por las patrullas conjuntas equipadas con aviones de vigilancia marítima hicieron que los inmigrantes clandestinos optaran por la vía terrestre a través de Ceuta y Melilla. Uno de los mayores episodios de saltos a las vallas se produjo entre agosto y noviembre de 2005 cuando una avalancha masiva de inmigrantes subsaharianos logró asaltar el vallado fronterizo lo que provocó la muerte de 20 personas. Posteriormente, Marruecos se comprometió a aumentar las fuerzas de seguridad en las fronteras de Ceuta y Melilla para frenar la inmigración clandestina.

Sim embargo, y a pesar de que hayan disminuido en los últimos años los intentos de las entradas de los inmigrantes clandestinos en Ceuta y Melilla, los incidentes del 6 de febrero pasado en los que 15 inmigrantes subsaharianos perdieron la vida en las costas de Ceuta y la entrada masiva de casi 500 subsaharianos en Melilla están planteando nuevos desafíos tanto para Marruecos como para España.

El Gobierno de España intenta por su parte convencer a Marruecos de admitir a los inmigrantes subsaharianos que logran entrar en Ceuta y Melilla, ya que en otros momentos, según informó El País, Marruecos sí que aceptó que España devolviera a los subsaharianos que pudieron acceder a Ceuta y Melilla de forma clandestina.

En cuanto a Marruecos, la cuestión de la soberanía le supone colocarse en una situación bastante incómoda ante la opinión pública marroquí, ya que una respuesta favorable a las peticiones de España significa renunciar definitivamente a su soberanía sobre las dos ciudades de Ceuta y Melilla. aunque en la actualidad, Marruecos ha desactivado temporalmente la reivindicación de Ceuta y Melilla a cambio del apoyo de España a la postura de Rabat en el conflicto del Sáhara Occidental.

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