Las relaciones hispano-marroquíes han experimentado un salto cualitativo, a la luz de la decisión tomada por el gobierno de Madrid acerca del expediente del Sáhara marroquí. De hecho, es normal que este desarrollo en las relaciones bilaterales entre ambos países, provoca reacciones por parte de la clase política depende de su posición; así como por parte de la prensa, y es efectivamente lo que ha ocurrido.
No obstante, el interrogante que sigue planteándose para el futuro de estas relaciones, es el papel que desempeña la prensa española que ejerce una gran influencia en la construcción de la opinión pública, y por ello en la decisión política. Como es la costumbre para los marroquíes, la mayoría de los medios de comunicación españoles tienen una línea editorial común en lo que se refiere a la cuestión del Sáhara marroquí, partiendo de una idea previa constante y continua que nunca se cambia. De esta manera, la oscuridad es la que reina en la parte marroquí mientras que la luz cubre la otra parte separatista.
En realidad, la mayoría de los medios de comunicación españoles presenta un modelo de prensa cuyo método se basa en una filosofía de maniqueísmo que divide el mundo en buenos y malos. Así que, trata las posturas marroquíes como si fueran provenientes de los malos, mientras que cuando trata las posturas de los separatistas, se ve más cariñosa que una madre, en una ausencia total de profesionalidad. Cosa curiosa que requiere una meditación para comprender los motivos de este comportamiento casi general.
Quizá el desarrollo que conocen, hoy las relaciones entre sendos países representa una oportunidad idónea para desmarcarse de la bipolaridad de la luz y la oscuridad con el fin de hacer esfuerzos profesionales, promoviendo el método de la prensa investigadora, para informar la opinión pública española de la realidad de lo que está pasando y no lo que dibuja esta dualidad que predomina en el tratamiento de nuestra cuestión por dicha prensa.
Es posible que esta prensa investigue la verdad en el Sáhara marroquí a nivel de todos los ámbitos políticos, económicos y sociales, y no viaje a nuestros territorios saharauis con una idea previa para «cubrir» las actividades separatistas que a menudo se haya puesto de acuerdo sobre su fecha y su escenario o acompaña los llamados «activistas» españoles que intentan entrar a nuestros territorios, anunciando expresamente que han venido para apoyar al presunto «pueblo saharaui».
